Para la masa:
Harina: 250 g
Mantequilla: 150 g
Azúcar 70 g
Ralladura de un limón fresco
Una pizca de sal
Una cucharada de Amareto

Para el Relleno:
Queso Mascarpone 250 g
4 huevos
100 ml de leche
1 sobre de polvo para natillas de vainilla
4 cucharadas de azúcar
500 g de fresón fresco y maduro

Cubierta de Streusel:
75 g de harina
75 g de avellanas molidas
75 g de azúcar
75 g de mantequilla batida, pero no derretida (un poco más consistente que en pomada)
un toque de canela

Preparación:
Primero hacemos la masa que va a recubrir el molde y formará las paredes y la base de la tarta.
Batir la mantequilla en pomada, añadir el azúcar, batir bien y añadir la harina, la ralladura del limón y el amareto. Terminar de amasar hasta obtenr una masa homogénea manejable y delicada. Se mete a enfriar en la nevera (una media hora).
Mientras tanto preparamos el relleno: batir el mascarpone hasta tener un puré, añadir los huevos uno a uno y batiendo para que no se corte y mantenga la homogeneidad. Por otro lado mezclar la leche (fría para que no haga grumos) con los polvos de natillas y el azúcar. Unimos el puré del mascarpone con este de las natillas y batimos hasta tener una masa homogénea y esponjosa.
Extender en un molde de 26 cm de diámetro previamente engrasado, la masa que teníamos enfriando . Echar el relleno y añadir las fresas repartiéndolas uniformemente por todo el relleno.
Mezclar los ingredientes del Streussel. Mover con el batidor a mano hasta que se formen las miguitas. Tener cuidado: cuando los grumos tengan el tamaño deseado no seguir batiendo ya que terminaríamos por tener una masa homogénea.
Espolvorear con ayuda del batidor (no con los dedos) los grumitos por encima del relleno, hasta cubrir toda la superficie.
Hornear a 180 grados con calor arriba y abajo 90 minutos.
Sale buenísima.

Más abajo está la receta original en alemán, por si alguien no se fia de algún dato.